2017 comenzó siendo un año bastante complicado, no podía empezar más torcido, jamás me había sentido más perdido a pesar de tener muchas de las metas de mi vida más cerca que nunca; quizás precisamente por eso, por el que habrá después (bueno, y más cosas…). Y el caso es que a pesar de todo ello, he sido capaz de terminar la carrera mientras trabajaba, he encontrado otro trabajo en muy poco tiempo en el ¿estoy bien? (lo veremos en próximos episodios), he celebrado el mejor cumpleaños de mi vida, me he pegado el viaje más impresionante que hecho, he puesto el primer ladrillo de mí, espero, futura casa… ¿Y por qué no puedo disfrutar de todo esto?
Siento que aún sigo sin encontrar mi hueco o mi situación en el mundo en el que esté a gusto, y el tener la misma idea rondando la cabeza cada vez que la tengo despejada no ayuda, porque siempre me amarga los mejores momentos. Sin darme cuenta me he convertido en una persona que ya no disfruta las cosas como las hacía antes, libros, videojuegos, películas, salir… que piensa constantemente que cuando le pasa algo bueno es porque algo malo va a venir después, que la vida no da duros a pesetas, y que lo que te da, te lo va a quitar dentro de poco.
Alguien a quien he conocido recientemente me ha dicho “eres una persona que irradia felicidad y se la contagias a los demás, pero también se ve que tras esta capa, hay un núcleo de tristeza”. Y lo peor es que no puedo negar que ese núcleo existe cuando antes no. Si yo no hice nada malo, ¿por qué soy yo el que está jodido y los que tienen que estarlo son felices? En fin, no debería de pensar en estas cosas, pero no puedo sacármelo de la cabeza, quizás necesite ayuda.
2017 ha sido un año que, si me hubiera pillado en otras circunstancias personales, lo hubiera calificado como uno de los mejores de mi vida; sin embargo, me lo he tomado simplemente como un año de transición: aún no sé qué quiero hacer con mi vida laboral, reorientarla o seguir por donde voy, si quiero seguir en España, si todo esto merece la pena, y muchas otras cosas más. Soy consciente de que todo este pesimismo deriva de lo mismo y espero que cuando vuelva a estar bien deje de ser tan agonías.
Este texto tampoco lo voy a difundir, si lo estás leyendo, espero que lo hagas cuando ya esté mejor, que por fin se haya quitado ese mensaje de recalculando ruta en mi cabeza y haya vuelto a encontrar el camino por fin. Voy a ser egoísta y me voy a desear un gran 2018 a mí mismo, espero que cuando vuelva a este texto, haya sido así.
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