viernes, 1 de diciembre de 2023

Adios, Cuéntame

No son pocos los que se han burlado de mí por ver Cuéntame con 20-30 años ¿Qué haces viendo cosas de carcas? Nunca me han molestado esas burlas, la verdad, porque lo que ellos no sabían es que para mí Cuéntame es más que una serie. 

Lo primero de todo es el carácter didáctico de la serie en lo que a historia de España se refiere: Los Alcántara han vivido en primera persona todos los momentos claves de país, desde los últimos días de Franco hasta 2001, curiosamente, unos días antes de que se estrenara la serie en realidad. Eso ayuda a entender por lo que ha pasado este país y por qué son así muchas cosas hoy día desde una perspectiva cercana, la perspectiva de cómo lo vivieron las familias, los barrios, la gente de a pie. Pero no por eso veo Cuéntame, lo veo por mi familia. 

En mi familia siempre hemos sido muy despegados, no celebramos cumpleaños, casi nunca comemos todos juntos, circunstancias de vida. Solamente había un momento fijo en el que sabía seguro que íbamos a estar todos reunidos, y ese momento era delante de la televisión viendo el capítulo que tocara. Mi madre, mi padre, mi abuela (que en paz descanse), e incluso alguna vez mi hermano pequeño compartíamos sofá para ver a los Alcántara una semana más. Incluso cuando estuve viviendo en Suecia, cuando había episodio sabía que todos lo estábamos viendo a la vez y me hacía sentirme junto a ellos.

Para mí ver Cuéntame es oír a mi madre reírse (cosa más complicada de lo que parece), las historias de mi abuela, a mi padre decir que ojalá su padre hubiera sido tan bueno como lo era Antonio con sus hijos, como viajaban cinco personas, ocho horas de coche minúsculo a Galicia. Es conocer la juventud de mis padres, cómo vivieron ellos los momentos de la historia de España que se ven en la serie, cómo eran de jóvenes y compararles conmigo, como eran mis abuelos siendo padres (que no es lo mismo para nada ser padre o abuelo).

Para mi ver Cuéntame es reunir a mi familia, ver como eran con mi edad y conocerles un poco mejor episodio a episodio. ¿Qué podría haberles conocido de igual manera charlando en la mesa a la hora de comer? Es posible, pero creo que muchas de esas historias de mis padres han salido a relucir por el hecho de que estaban viéndolas en la serie, y se veían reflejados.

Para mí Cuéntame no es una serie, para mí Cuéntame es mi familia.

P.D: Hasta donde has leído, fue escrito en 2018, en una de esas amenazas que siempre ha tenido la serie de cancelarse, y se ha quedado en el congelador hasta este 2023, año en el que terminó la serie. Entonces hablaba mucho de la familia que tenía (y aún tengo), pero jamás hubiera pensado que vería el último capítulo de la serie con la nueva familia que estoy formando, mi novia y mi futuro hijo. Espero ser mejor padre que Antonio Alcántara, aunque he aprendido un par de cosas de él.





viernes, 24 de diciembre de 2021

El "arrastrao"

24 diciembre de 2021. Sí, seguimos en pandemia y con más infectados que nunca (pero menos muertos que nunca también). Año y medio sin escribir y no porque no me hiciera falta, si no porque no he tenido ni tiempo ni ganas. Sigo llevando una vida social por encima de mis posibilidades y gustos, y esto es una vez más lo que me trae al blog a aflojar los calderines.

"Toma las riendas de tu vida". Los últimos veranos la gente del pueblo me ha repetido hasta la saciedad esta frase, que siendo sinceros, nunca he sido capaz de cumplir. Siempre me he dejado arrastrar por las decisiones de los demás, algunas con mayor grado de aceptación por mi parte que otras. Y esto no solo en el aspecto de simplemente quedar con la gente, si no en algunas decisiones importantes que seguramente me persigan para el resto de mi vida.

Y no nos pocos lo que me han dicho que tengo que decir que no, que tengo que marcar límites, que cada "sí" que digo es un centímetro de libertad que entrego y que me costará años recuperar. Pero las reacciones cuando digo que no son terribles para mi a nivel emocional: caras de decepción, frases de "te estás perdiendo cosas", etc, es algo que no sé manejar y me está llevando por derroteros en la vida por lo que no sé si quiero ir.

¿Es esto una declaración de intenciones? , ¿no volveré a dejarme arrastrar por las decisiones de los demás y empezaré a tomar las mías propias? Pues seguramente no, seguiré siendo la misma mierda complaciente con los demás aunque eso suponga sacrificar mi propia felicidad.




sábado, 2 de mayo de 2020

Solamente solo

Día cuarentaynosecuantos de aislamiento. El 2020 ha llegado a tope con pandemia mundial incluída. ¿Resultado? Dos meses encerrados en casa, el sueño del Richi que en agosto se quejaba de que tenía la agenda de un ministro. Por fin algo de tiempo para uno mismo, para poder hacer todas esas cosas pendientes, para ir tachando cosas de la lista de videojuegos, libros, series y pelis... Pues no.

Mi excesiva sociabilidad, sumado a que como hay aislamiento todo el mundo quiere hacer videollamadas y actividades online porque es más fácil y como no hay otra cosa que hacer,  y como guinda mi imposibilidad de decir que no a nada. Pues llega el fin de semana y todas las tardes llenas de videollamadas, salas de escape, partidas de rol, jugar al trivial y demás actividades. Yo entiendo que cuando no trabajas y tienes solo un grupo de amigos pues tengas ganas de la hora semanal de trivial, pero cuando llega mi finde vuelvo a tener que hacer encaje de bolillo para poder cuadrar todas las llamadas y todas las cosas que me proponen hacer, porque como soy incapaz de decir que no pues nada, Richi liado de 16 a 00 viernes, sábado y domingo.

Y lo que siempre digo, sé que me quejo de vicio. sé que tengo suerte de tener tantos amigos, pero no me da la vida para mantenerlos a todos contentos, y además tengo la sensación de que mi vida la manejan otros porque como no sé decir que no, siempre termino haciendo lo que quieren los demás. 

Y me reitero, cuanto más viejo más pellejo y más asocial. Cuanto más tiempo paso fuera de casa, o en este caso de llamada en llamada, más quiero apagar el ordenador y teléfono y volverme autista, y joder, eso es horrible, pero estoy totalmente sobrepasado y no puedo hacer lo que yo quiero con lo que todo se acrecenta aún más y estoy perdiendo la narrativa de este texto por la rabia. ¿Es normal esto?, ¿es normal querer estar encerrado en casa todo el día?. Empieza el periodo en el que se puede salir a la calle, y la verdad es que tengo muy pocas ganas de hacerlo. No echo casi nada de menos de mi vida antes de la cuarentena, y estoy realmente preocupado por ello.

P.D: La canción... es que se me ha incrustado en la cabeza y no me la puedo sacar.


martes, 31 de diciembre de 2019

Gente normal

Hoy es 31 de diciembre, y tengo un ratito para escribir. No voy a hacer un resumen del año ni chorradas de esas, pero es uno de estos eventos lo que ha colmado la gota y me ha traído aquí una vez más. No sé como explicar muy bien todo, igual lees esto y crees que soy un sociópata, puede que lo sea, o que sea la edad o no sé que narices podrá ser pero... cada vez aguanto menos a la gente normal.

A lo largo de mi vida han pasado muchas personas de muchos tipos diferentes, y con el paso de los años me he ido quedando con las que consideraba que eran mejores para mi, porque me lo pasaba bien con ellos, me aportaban algo, me cuidaban, etc. Yo he ido cambiando mucho a lo largo de los años, pero siempre he tenido los mismos gustos y creo que es bastante normal rodearse, aunque sea de forma inconsciente, de gente con los mismos gustos. Con el tiempo he dedicado más y más tiempo a estos gustos, frikis vamos a decirlos ya, y cada vez disfruto más cuando los comparto con mis amigos, pero por el otro lado, cada vez disfruto menos de la gente que no los tiene.

Muebles, ropa, niños, trabajo, fútbol, salir de fiesta, alcohol, etc, son cosas que a la gente normal parece fascinarle pero por las que no siento ningún tipo de interés y me cuesta entender por qué la gente si lo tiene. Muchos entiendo que llegan con la madurez, y el tener casa e hijos, aunque creo que cuando me den mi casa seguiré sin tener ningún interés por la decoración, ¿quiere decir que si no los tengo es que soy un inmaduro? Sinceramente, prefiero quedarme en casa viendo o jugando a algo antes que salir a tener conversaciones banales, o a beber porque es lo que hay que hacer para divertirse. Yo decido cómo me divierto, y no hay nada que me reviente más que el que me digan que me lo tengo que pasar bien y que me llamen aburrido por mi forma de divertirme.

Y lo sé, son mis amigos y debería de preocuparme por sus vidas, y lo intento, pero las conversaciones orbitan siempre alrededor de esos temas y cuando hay algo interesante de qué hablar ya estoy fuera y no tengo ganas. Y no hablemos de si el plan principal es hacer una de esas cosas que odio. Cada año soy más cascarrabias y más intolerante a todo lo que una persona normal debería gustarle. Realmente no me gusta ser así, me gustaría disfrutar de todo el mundo por igual, pero no puedo hacer que me interesen sus conversaciones o su forma de divertirse si es tan diferente de la mía.

Con lo a gusto que se está en cualquier otra realidad que no sea esta.


martes, 6 de agosto de 2019

El ministro

Si has intentado quedar alguna vez conmigo me habrás escuchado decir eso de "creo que puedo", "voy a ver si tengo hueco", "nada, imposible hasta dentro de dos findes", y seguro que es vuestra cabeza se ha dibujado eso de "ya está el puto ministro, es imposible quedar con él". Y lo peor es que tenéis razón, no puedo decir nada al respecto.

Siempre he sido alguien muy social, demasiado diría yo. A mi padre siempre le ha fascinado la capacidad que tengo de mantener las amistades incluso las más antiguas de la época del colegio. A raíz de, bueno ya sabéis, tomé la decisión de entregarme en cuerpo y alma a mis amistades porque con ellos conseguía tener la cabeza ocupada, casi literalmente me salvaron la vida con su compañía y he estado ya dos años y medio tan ocupado que ahora que necesito bajar las revoluciones y tener algo de tiempo para mi, no puedo hacerlo. ¿Tengo demasiados amigos?.

Os voy a revelar un secreto a voces: conseguirlo no es nada fácil. No sabéis lo estresante que es que seis grupos de personas te digan de quedar el mismo fin de semana, no quiero dejar de verles, no quiero decepcionarles, quiero agradecerles lo que son para mi, y mi cabeza se pone a hacer encajes de bolillos para poder quedar con todos ellos, ir al partido de turno y sacar un hueco para poder terminar de escribir lo poco que tengo que escribir para la web. Y os digo, es agotador. Es agotador tener abiertas diez conversaciones por teléfono preguntando cuando pueden unos, cuando pueden otros, diciendo que no (cosa que de verdad odio decir y en el fondo ese es mi problema). Es agotador escuchar una y otra vez "para variar Richi ya tiene planes", "ya estamos con la agenda de ministro", "hay que pedir cita con medio año de antelación para quedar contigo", oírlo me duele, pero no puedo decir nada al respecto porque tenéis razón.

¿Qué hago? Ojalá pudiera multiplicarme e ir a todas partes y eventos (ya van varias veces que me digo que si sin pensar y me coinciden los planes, y la lío MUY parda), ojalá pudiera invitar a todo el mundo a barbacoa y piscina en casa, y además de todo eso tener tiempo para leer, jugar, para escribir o poder simplemente estar en mi casa tocándome la barriga. Desde hace dos años casi no tengo tiempo para dedicarme a mi mismo, y todo ello es porque odio oír eso de "otro finde que no viene", que sé que se dice de broma pero no por ello duele menos. Sé que estoy dejando de lado a gente que ha hecho mucho por mi, e intento que no suceda, pero de verdad: no me da la vida para más.

He intentado explicar muchas veces mi situación y lo máximo que he conseguido es un "vaya, que difícil es ser Richi". Pues no sé si será difícil o es que no soy capaz de organizarme en condiciones, pero no sé como lidiar con ello; no sé como tener contento a todo el mundo, como tener tiempo para todos ellos y para mi. Sé que tengo que empezar a decir que no a la gente, pero no puedo. Me revienta el quedar mal con ellos. ¿Tengo por ello una personalidad de mierda? Pues igual sí, yo que sé.

sábado, 23 de febrero de 2019

Infeliz... pero no mucho.

- Ya no escribes es tu blog.
- Ya... lo tengo un poco abandonado, no sé sobre qué escribir o no tengo tiempo, además que normalmente escribo en él como terapia.
- ¿Eso significa que estás bien?.
- No

Esto sucedió una noche con unos amigos mientras cenaba, y me gustaría recalcar dos cosas. La primera es que me sorprende que haya gente que entre aquí a ver si he escrito algo. Y la segunda es que ese no tan rotundo que solté anoche me salió del alma.

No, no estoy bien, aún no soy el Richi de 2015, aún me afectan muchísimo las cosas, he tenido una minicrisis de fe con el balonmano, sigo ardiendo de vez en cuando, soy más cascarrabias que nunca y ha habido un intento de algo pero por supuesto, he mandado a la mierda algo que siempre había soñado porque soy imbécil, e incapaz de simplemente disfrutar de las situaciones sin darle mil millones de vueltas a las cosas, y porque no se ajustan a la perfección de lo que tengo en mi cabeza, llegando a una conclusión: soy así y no puedo cambiarlo. Mentira. ¿Soy así o me he forzado a ser así?.

No estoy bien, pero tampoco estoy mal, y noto que día a día voy mejorando. Antes sentía que me rodeaba de amigos como una especie de máscara para disimular todo, para no tener ni un segundo la cabeza libre, para no tener tiempo par pensar. Ahora estoy mucho más relajado en ese aspecto y puedo bajar las revoluciones mentales (aunque haya picos de vez en cuando). y algo que me ha ayudado mucho ha sido el trabajo, quien me lo iba a decir. Tras el cambio del verano he dado con mis huesos en una pequeña empresa con gente genial, donde estoy aprendiendo mucho, donde me ayudan a mejorar y donde por fin me siento alguien útil, cosa que he descubierto que es muy importante para mi. Además he decidido dar un paso que no me había atrevido hasta ahora, e incluso con algún plan de futuro que espero llevar a cabo más pronto que tarde y seguro que me ayuda... a algo.


viernes, 22 de junio de 2018

Caos

Mi vida es un puto caos ahora mismo.

En un trabajo que ni me llena, ni me gusta, ni fue lo que me prometieron, que no hace más que hundirme porque todo lo que hago lo hago mal, y que tengo miedo de abandonar porque no se si estaré a la altura de cualquier otra cosa. No soy capaz de aplicar sin preguntar lo poco que he podido aprender por miedo al machaque tras el error.

Aficiones que no hace mucho me encantaban, se han convertido en obligaciones o ya no soy capaz de disfrutar de ellas como hacía antes, así que poco sirven de refugio. Hace mucho que no me engancha ningún libro o videojuego, y los consumo casi por inercia. Cada día que pasa estoy un poco más desencantado del balonmano por los cambios que se han ido produciendo en mi equipo.

Respecto a la gente con la que quedo, gasto más tiempo y esfuerzo en descubrir sus fallos que sus virtudes, y esto hace que no sea capaz de disfrutar del momento y de la persona. Pero no soy capaz de apagar la cabeza.

Lo único que no está patas arriba son mi familia y amigos, y en el caso de los últimos, a veces me da por pensar que me siguen hablando por pena o yo que sé, porque no hago más que dar la paliza con esto.

¿Dónde está mi punto de apoyo para poder mover el mundo?