martes, 31 de diciembre de 2019

Gente normal

Hoy es 31 de diciembre, y tengo un ratito para escribir. No voy a hacer un resumen del año ni chorradas de esas, pero es uno de estos eventos lo que ha colmado la gota y me ha traído aquí una vez más. No sé como explicar muy bien todo, igual lees esto y crees que soy un sociópata, puede que lo sea, o que sea la edad o no sé que narices podrá ser pero... cada vez aguanto menos a la gente normal.

A lo largo de mi vida han pasado muchas personas de muchos tipos diferentes, y con el paso de los años me he ido quedando con las que consideraba que eran mejores para mi, porque me lo pasaba bien con ellos, me aportaban algo, me cuidaban, etc. Yo he ido cambiando mucho a lo largo de los años, pero siempre he tenido los mismos gustos y creo que es bastante normal rodearse, aunque sea de forma inconsciente, de gente con los mismos gustos. Con el tiempo he dedicado más y más tiempo a estos gustos, frikis vamos a decirlos ya, y cada vez disfruto más cuando los comparto con mis amigos, pero por el otro lado, cada vez disfruto menos de la gente que no los tiene.

Muebles, ropa, niños, trabajo, fútbol, salir de fiesta, alcohol, etc, son cosas que a la gente normal parece fascinarle pero por las que no siento ningún tipo de interés y me cuesta entender por qué la gente si lo tiene. Muchos entiendo que llegan con la madurez, y el tener casa e hijos, aunque creo que cuando me den mi casa seguiré sin tener ningún interés por la decoración, ¿quiere decir que si no los tengo es que soy un inmaduro? Sinceramente, prefiero quedarme en casa viendo o jugando a algo antes que salir a tener conversaciones banales, o a beber porque es lo que hay que hacer para divertirse. Yo decido cómo me divierto, y no hay nada que me reviente más que el que me digan que me lo tengo que pasar bien y que me llamen aburrido por mi forma de divertirme.

Y lo sé, son mis amigos y debería de preocuparme por sus vidas, y lo intento, pero las conversaciones orbitan siempre alrededor de esos temas y cuando hay algo interesante de qué hablar ya estoy fuera y no tengo ganas. Y no hablemos de si el plan principal es hacer una de esas cosas que odio. Cada año soy más cascarrabias y más intolerante a todo lo que una persona normal debería gustarle. Realmente no me gusta ser así, me gustaría disfrutar de todo el mundo por igual, pero no puedo hacer que me interesen sus conversaciones o su forma de divertirse si es tan diferente de la mía.

Con lo a gusto que se está en cualquier otra realidad que no sea esta.


martes, 6 de agosto de 2019

El ministro

Si has intentado quedar alguna vez conmigo me habrás escuchado decir eso de "creo que puedo", "voy a ver si tengo hueco", "nada, imposible hasta dentro de dos findes", y seguro que es vuestra cabeza se ha dibujado eso de "ya está el puto ministro, es imposible quedar con él". Y lo peor es que tenéis razón, no puedo decir nada al respecto.

Siempre he sido alguien muy social, demasiado diría yo. A mi padre siempre le ha fascinado la capacidad que tengo de mantener las amistades incluso las más antiguas de la época del colegio. A raíz de, bueno ya sabéis, tomé la decisión de entregarme en cuerpo y alma a mis amistades porque con ellos conseguía tener la cabeza ocupada, casi literalmente me salvaron la vida con su compañía y he estado ya dos años y medio tan ocupado que ahora que necesito bajar las revoluciones y tener algo de tiempo para mi, no puedo hacerlo. ¿Tengo demasiados amigos?.

Os voy a revelar un secreto a voces: conseguirlo no es nada fácil. No sabéis lo estresante que es que seis grupos de personas te digan de quedar el mismo fin de semana, no quiero dejar de verles, no quiero decepcionarles, quiero agradecerles lo que son para mi, y mi cabeza se pone a hacer encajes de bolillos para poder quedar con todos ellos, ir al partido de turno y sacar un hueco para poder terminar de escribir lo poco que tengo que escribir para la web. Y os digo, es agotador. Es agotador tener abiertas diez conversaciones por teléfono preguntando cuando pueden unos, cuando pueden otros, diciendo que no (cosa que de verdad odio decir y en el fondo ese es mi problema). Es agotador escuchar una y otra vez "para variar Richi ya tiene planes", "ya estamos con la agenda de ministro", "hay que pedir cita con medio año de antelación para quedar contigo", oírlo me duele, pero no puedo decir nada al respecto porque tenéis razón.

¿Qué hago? Ojalá pudiera multiplicarme e ir a todas partes y eventos (ya van varias veces que me digo que si sin pensar y me coinciden los planes, y la lío MUY parda), ojalá pudiera invitar a todo el mundo a barbacoa y piscina en casa, y además de todo eso tener tiempo para leer, jugar, para escribir o poder simplemente estar en mi casa tocándome la barriga. Desde hace dos años casi no tengo tiempo para dedicarme a mi mismo, y todo ello es porque odio oír eso de "otro finde que no viene", que sé que se dice de broma pero no por ello duele menos. Sé que estoy dejando de lado a gente que ha hecho mucho por mi, e intento que no suceda, pero de verdad: no me da la vida para más.

He intentado explicar muchas veces mi situación y lo máximo que he conseguido es un "vaya, que difícil es ser Richi". Pues no sé si será difícil o es que no soy capaz de organizarme en condiciones, pero no sé como lidiar con ello; no sé como tener contento a todo el mundo, como tener tiempo para todos ellos y para mi. Sé que tengo que empezar a decir que no a la gente, pero no puedo. Me revienta el quedar mal con ellos. ¿Tengo por ello una personalidad de mierda? Pues igual sí, yo que sé.

sábado, 23 de febrero de 2019

Infeliz... pero no mucho.

- Ya no escribes es tu blog.
- Ya... lo tengo un poco abandonado, no sé sobre qué escribir o no tengo tiempo, además que normalmente escribo en él como terapia.
- ¿Eso significa que estás bien?.
- No

Esto sucedió una noche con unos amigos mientras cenaba, y me gustaría recalcar dos cosas. La primera es que me sorprende que haya gente que entre aquí a ver si he escrito algo. Y la segunda es que ese no tan rotundo que solté anoche me salió del alma.

No, no estoy bien, aún no soy el Richi de 2015, aún me afectan muchísimo las cosas, he tenido una minicrisis de fe con el balonmano, sigo ardiendo de vez en cuando, soy más cascarrabias que nunca y ha habido un intento de algo pero por supuesto, he mandado a la mierda algo que siempre había soñado porque soy imbécil, e incapaz de simplemente disfrutar de las situaciones sin darle mil millones de vueltas a las cosas, y porque no se ajustan a la perfección de lo que tengo en mi cabeza, llegando a una conclusión: soy así y no puedo cambiarlo. Mentira. ¿Soy así o me he forzado a ser así?.

No estoy bien, pero tampoco estoy mal, y noto que día a día voy mejorando. Antes sentía que me rodeaba de amigos como una especie de máscara para disimular todo, para no tener ni un segundo la cabeza libre, para no tener tiempo par pensar. Ahora estoy mucho más relajado en ese aspecto y puedo bajar las revoluciones mentales (aunque haya picos de vez en cuando). y algo que me ha ayudado mucho ha sido el trabajo, quien me lo iba a decir. Tras el cambio del verano he dado con mis huesos en una pequeña empresa con gente genial, donde estoy aprendiendo mucho, donde me ayudan a mejorar y donde por fin me siento alguien útil, cosa que he descubierto que es muy importante para mi. Además he decidido dar un paso que no me había atrevido hasta ahora, e incluso con algún plan de futuro que espero llevar a cabo más pronto que tarde y seguro que me ayuda... a algo.