sábado, 23 de febrero de 2019

Infeliz... pero no mucho.

- Ya no escribes es tu blog.
- Ya... lo tengo un poco abandonado, no sé sobre qué escribir o no tengo tiempo, además que normalmente escribo en él como terapia.
- ¿Eso significa que estás bien?.
- No

Esto sucedió una noche con unos amigos mientras cenaba, y me gustaría recalcar dos cosas. La primera es que me sorprende que haya gente que entre aquí a ver si he escrito algo. Y la segunda es que ese no tan rotundo que solté anoche me salió del alma.

No, no estoy bien, aún no soy el Richi de 2015, aún me afectan muchísimo las cosas, he tenido una minicrisis de fe con el balonmano, sigo ardiendo de vez en cuando, soy más cascarrabias que nunca y ha habido un intento de algo pero por supuesto, he mandado a la mierda algo que siempre había soñado porque soy imbécil, e incapaz de simplemente disfrutar de las situaciones sin darle mil millones de vueltas a las cosas, y porque no se ajustan a la perfección de lo que tengo en mi cabeza, llegando a una conclusión: soy así y no puedo cambiarlo. Mentira. ¿Soy así o me he forzado a ser así?.

No estoy bien, pero tampoco estoy mal, y noto que día a día voy mejorando. Antes sentía que me rodeaba de amigos como una especie de máscara para disimular todo, para no tener ni un segundo la cabeza libre, para no tener tiempo par pensar. Ahora estoy mucho más relajado en ese aspecto y puedo bajar las revoluciones mentales (aunque haya picos de vez en cuando). y algo que me ha ayudado mucho ha sido el trabajo, quien me lo iba a decir. Tras el cambio del verano he dado con mis huesos en una pequeña empresa con gente genial, donde estoy aprendiendo mucho, donde me ayudan a mejorar y donde por fin me siento alguien útil, cosa que he descubierto que es muy importante para mi. Además he decidido dar un paso que no me había atrevido hasta ahora, e incluso con algún plan de futuro que espero llevar a cabo más pronto que tarde y seguro que me ayuda... a algo.