jueves, 15 de diciembre de 2016

Remember, remember, the Seventh of November

Hola

Ha pasado tiempo, poco más de tres años desde la última vez que nos vimos y bueno, las cosas han ido bien y mal, lo que viene siendo LA VIDA (así con mayúsculas). Hace más de seis años decidí comenzar a escribir en este blog para poder dejar escapar todos esos pensamientos que me llenan la cabeza cuando pienso demasiado, Por entonces los llenaba por una pérdida, y ha sido otra la que me trae hoy aquí. Pero primero, vamos a ponernos al día.


Sí, imaginaréis que regresé de Suecia, un año de Erasmus que jamás olvidaré sobre todo porque a día de hoy todavía mantengo el contacto con lo mejor que me pasó allí, grandes amigos que espero que lo sigan siendo el resto de mi vida, me esforzaré por ello. Desde mi vuelta he seguido luchando por lograr aquello que muchas veces pensé que jamás conseguiría (y lo digo en serio): terminar la carrera. A día de hoy tan solo me queda el proyecto final de carrera, un último empujón que ponga la guinda a todo el esfuerzo realizado durante demasiados años. Pero ahí está, la famosa luz al final del túnel que además venía acompañada de un montón de cosas buenas, como que acabo de encontrar trabajo en una empresa donde además voy a hacer el proyecto. No es muy grande, pero lo agradezco porque así me siento más cercano con la gente con la que trabajo y con lo que hacemos. La verdad es que todo pinta genial, mis compañeros de trabajo me caen muy bien, me ayudan con todo lo que no se y aunque tengo muchos momentos de frustración, yo mismo me he demostrado que soy capaz de hacer las cosas, aunque me lleve un poco más de lo normal. Pero parece que hay algo de oscuridad al final del túnel.

Como he dicho al principio, ha sido una pérdida la que me ha traído de vuelta aquí, o más bien tres. Dos grandes amigos de toda la vida se han ido este año, dos amigos jóvenes a los que la enfermedad les ha arrebatado miles de experiencias por vivir, cientos de sitios que visitar, personas que conocer, y a nosotros, momentos que disfrutar junto a ellos. Dos personas por las que por desgracia, poco o nada se podía hacer, y toca aprender a vivir sabiendo que no volverás a verles nunca más y de los que conservarás un gran recuerdo.

Y luego está la otra pérdida, esa persona que de un día para otro se convierte en una perfecta desconocida y te dice sin motivo ninguno que todo se acabó. A la mierda los planes, a la mierda los proyectos y a la mierda los recuerdos. De la noche a la mañana uno de los pilares fundamentales de tu realidad desaparece, y claro, el techo se tambalea.

Ahora solo queda la rabia de haber perdido todo, las salidas al cine, las quedadas con los amigos, los viajes que ya no se harán, las noches de peli y manta, la posibilidad de salir del nido; y lo mas importante, las conversaciones, las gracias y esa sensación de qué por fin había encontrado a alguien con quien podía ser yo completamente, aunque parece que finalmente ser yo mismo no ha funcionado... con esa persona.

Quizás sea este otro mucho de los "lloros" que a mis amigos les gusta decir que tengo, pero creo que en estos casos hay derecho, y necesidad, de llorar un poquito. Se que no me voy a morir solo, se que otra persona aparecerá, pero hasta que ese momento llegue no puedo mas que escribir esto para poder despejar la cabeza. Cuando pasas con una persona tanto tiempo es demasiado difícil cerrar las cosas, hay demasiados recuerdos y "¿cómo repartimos los amigos?" como diría Ella baila sola. Solo el paso del tiempo puede hacer que todo esto se vaya arreglando u olvidando de forma natural.

¿Consejos? Los que te dice todo el mundo: sal, diviértete, conoce gente... Pero nada como leer de nuevo lo que escribiste hace seis años, cuando pasaste por esto, y ver como el tiempo ha conseguido aliviar el dolor y encarrilar de nuevo tu vida.

¿Amigos? Siempre he considerado bueno que se me olviden pronto los motivos de las peleas y siempre quiera volver a ver a la otra persona, pero esta vez es diferente. Por ahora no puedo dejar de pensar en que la persona que quería me ha abandonado sin un motivo aparente, quizás no lo haya y seguramente nunca lo sepa, pero he pasado la peor época de mi vida y aunque se que lo terminaré olvidando, tengo que hacer el esfuerzo de recordar para aprender de mis errores. Perdonar algo así para mi ahora es impensable, en el futuro ¿quien sabe? pero lo que si es seguro que ya no volverá a ser ni igual, ni como era antes. Es el precio que hay que pagar.



Se que volveré a este texto en el futuro, no se cuando, quizás siga buscando a alguien, quizás ya no tenga que buscarlo más; la verdad es que la incertidumbre me mata, pero la vida da muchas vueltas y se que se puede salir del pozo porque he visto que mucha gente ha salido arrastrando más peso que yo, ¿por qué no iba a ser yo capaz también? Quizás regrese a escribir para hacer la segunda parte de mi publicación "Y cuando menos te lo esperas..." ojalá. Sea como sea, hola Richi del futuro, espero que seas feliz.

Y si has leído todo esto y no eres Richi, enhorabuena, has conocido una parte de mi que no me gusta sacar a relucir y de hecho, a veces me sorprende que exista (me hace parecer una persona normal). Este texto no voy a publicarlo en ninguna red social, así que será un secreto entre tu y yo, un secreto que solo le contaría a aquella persona que se metería en un blog que no actualizo solo porque, supongo, tiene algo de aprecio por mi. Si estás leyendo esto, gracias.

P.D: Vuelvo a este texto en 31 de diciembre de 2016

Ahora lo entiendo todo, y de hecho, mucho de este texto no tiene sentido ya. Saber qué ha ocurrido en realidad lo cambia todo y me libera, aunque no rebaja el dolor. Mejor ahora que más adelante, no quiero tener personas así en mi vida, personas que te traicionan a la mínima, personas que están condenadas a ser infelices por méritos y decisión propia. Me duele saber que esa persona a la que quise con todas mis fuerzas está muerta, pero la persona que hoy hay es alguien radicalmente diferente, alguien a quién no conozco y alguien por el que no merece la pena gastar ni un segundo, y a la que el tiempo, espero, ponga en su lugar.